Hoy os voy a enseñar el altar rupestre que me quedaba por
visitar en los Barruecos. Es un bolo granítico en el que se practicaron varias
entalladuras que permiten acceder a tres oquedades dispuestas en triángulo,
situadas en la parte superior. Se trata de una roca de
forma redondeada que no sobrepasa los 3 m de altura y que no destaca especialmente. El acceso resulta bastante difícil, encontrándose posibilitado únicamente a
través de una secuencia de dieciséis pequeñas entalladuras ovales dispuestas en
zigzag que permiten remontar la roca por el lado NE y que no sobrepasan los 10
cm de diámetro. El primero de estos escuetos peldaños se emplaza a 50 cm de
altura del suelo actual.
En la parte superior, se abre una plataforma de unos 4 x
5,80 m de dimensión, en la cual se aprecia un conjunto de tres oquedades ovales
de origen natural dispuestas en triángulo, cuyo vértice superior se encuentra
orientado hacia el E. En todas ellas se parecen notar huellas de
desbaste artificial, encontrándose a la misma distancia de 50 cm unas de las
otras.
La primera, orientada hacia el E, presenta 25 x 22 cm de
dimensión y 3 cm de profundidad; la segunda, situada a la izquierda, presenta
30 x 35 cm de dimensión y 6 cm de profundidad, encontrándose abierta en el lado
O; la tercera, situada a la derecha, es la mayor de todas, con 39 x 50 cm de
dimensión y 10 cm de profundidad.
Las características de la roca parecen obedecer estrictamente a criterios simbólicos, no siendo posible suponerle algún tipo de utilización en el ámbito de lo funcional y cotidiano. Como ya referido, se trata de una roca que no destaca entre el berrocal que la rodea, siendo posible que la existencia de las tres oquedades naturales dispuestas en triángulo, con el vértice apuntado hacia el E, haya determinado su elección. También es curioso que la orientación del vértice de dicho “triángulo” parece complementar, en el ámbito de un juego de oposiciones, la orientación de los peldaños, que suben en la dirección diametralmente opuesta.
El monumento se encuentra igualmente incluido en el marco
de un paisaje muy específico, que parece haber tenido una importante connotación
simbólica a lo largo de una amplia diacronía y se encuentra delimitado por cuatro estructuras rupestres: en la extremidad E, Las Cuatro Hermanas; al S, Las Trescientas;
y al N, La Zafrilla y otro altar inédito que descubrí y publiqué hace unos
meses en este blog en el entorno de La Zafrilla.
A pocos metros de esta roca, encontramos la estación con grabados
rupestres más occidental localizada hasta el momento, en una roca que emerge
directamente del suelo, en la que hay una zona plana donde encontramos dos
preciosos antropomorfos semiesquemáticos con la cabeza enunciada, al igual que
los brazos, y con las extremidades inferiores en forma de arco. Lo curioso es
que junto a estas figuras hay tres cruces “cristianas”, como ocurría en el
altar de la Zafrilla, algo que se ha interpretado como una cristianización de
una zona pagana, aunque esta interpretación me plantea muchas dudas, la verdad.
Para que se vean mejor los antropomorfos he retocado algunas imágenes con la
herramienta “sobreexponer de Photoshop”.
Son tres las cruces que podemos ver, aunque tengo que pedir
disculpas por la calidad de las fotos, porque el día que visité la estación, no
había la luz adecuada para dar las sombras y contrastes que hubiesen permitido
verlas con más claridad. Prometo volver y hacer más y mejores fotos.
Para los que me piden la localización de los lugares que
enseño, aquí os dejo las coordenadas del altar y de los grabados:
ALTAR: Coordenadas 39°25'10.44"N, 6°29'11.88"O,
370 m alt.
ANTROPOMORFOS: Coordenadas 39°25'10.39"N, 6°28'.52"O,
371 m alt.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Santuarios rupestres de la Hispania indoeuropea. Maria Joao Delgado Correia dos Santos.
Pinturas y grabados rupestres esquemáticos del Monumento Natural de Los Barruecos, de Mª Isabel Sauceda
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