La arquitectura vernácula es el
tipo de arquitectura llevada a cabo por personas no expertas a partir de
conocimientos heredados y sus propias habilidades. En la mayoría de los chozos
o bujíos de Extremadura se ha usado la técnica de la piedra seca, en la que no
se empleaba cemento o mortero; un sistema que requería mucho orden, habilidad y
disciplina. La estructura más común se basa en unos muros verticales sobre los
que se levanta una falsa cúpula que daba un aspecto cónico a la techumbre. La
falsa cúpula se construye situando las piedras de forma escalonada, donde la
piedra colocada sobresale ligeramente sobre la anterior. Esta estratificación
se hacía siguiendo un ángulo de 60 grados, sobre un imaginario triángulo equilátero.
Los muros verticales se solían hacer
hasta la altura de los hombros de quien lo levantaba, aproximadamente, y con
esa medida y el uso del hipotético triángulo se decidía la anchura del chozo y
se levantaba la falsa cúpula, usando las proporciones que nos indica la
trigonometría y la aplicación, sin saberlo, de la teoría de Pitágoras sobre la
regla de la raíz cuadrada de tres. Es decir, si consideramos como 1 el tamaño
de cada lado de ese triángulo equilátero, la altura del chozo, para ser estable
y robusto, debería ser la raíz cuadrada de tres, partido de dos.
Gracias a este conocimiento se conservan
muchos chozos en buen estado, y estas humildes construcciones van resistiendo
el abandono como pueden. Este esquema es el seguido en el bujío de la finca “la
resbalaera” de Torremocha, situado en la carretera que la une con Aldea del
Cano. Se levanta sobre la roca madre, lo que le da mayor estabilidad y
permanece en un perfecto estado y en uso. Yo os invito a disfrutar de estos
preciosos DETALLES que salpican nuestros campos y que nos dan una lección sobre
el conocimiento y forma de vida de nuestros antepasados.
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